Colombia de por si es multicultural, pero la región Caribe colombiana ha
sido matizada por una variedad amplia de culturas que allí, en este territorio
convergen dando origen a una infinidad de mitos y leyendas haciendo muy rica
culturalmente a esta región geográfica.
Comunidades negroides, indígenas,
arabescas, cohabitan en este sector de Colombia, y es de esperar entonces que existan
muchas posibilidades de reflejar el mundo particular de cada quien.
La región Caribe hace un gran aporte a la mitología colombiana, son
muchos los mitos que en este territorio se cuentan, generación tras generación son
relatados y así se han logrado mantener en el tiempo.
Uno de los mitos mas recordados en el Caribe es la historia del
vaquero del otro mundo, entre otros este sobresale por su gran recordación y su
relación con los vastos campos verdes de
las planicies costeñas.
La zona caribeña se caracteriza por tener grandes extensiones de tierra
con geografía plana y una temperatura alta, elementos propicios para la ganadería,
y es en esta tierra en que el vaquero del otro mundo deambula, con su ganado y
sus siete perros.
Cuentan los viejos caribeños que en las grandes haciendas en donde
pueden tener mas de mil cabezas de ganado por lo general raza cebú, en noches iluminadas
en que la luna llena y es blanca como la arena sanadresana, suele hacer su aparición
esta entidad que a unos ayuda pero a otros no tanto.
En aquellas noches mientras la calma susurra los oídos dormidos de los
habitantes o por lo contrario la algarabía de fiesta y parranda, en donde el
licor es el protagonista y sus consecuencias amorosas no dan espera, es
probable que el vaquero del otro mundo
desde el más allá llegue a estas planicies terrenales.
Y es tal su aparición que no llega solo, acompañado de siete feroces perros generan tal
ruido que aturde los oídos de los hacendados y capataces, se escucha un tremendo
galope del caballo con sus herraduras, se oye el resoplo de su trasegar veloz,
se siente como relincha y se levanta en sus patas traseras anunciando dicha,
fortuna, alegrías para algunos y para otros todo lo contrario. Todo esto al son de sus carcajadas y silbidos,
y un canto vallenato con el inconfundible acordeón que ameniza las parrandas
vallenatas del Caribe.
Mientras a lo lejos se ve un elegante vaquero, ensombrerado y con
hermosas botas en un hermoso caballo negro, ensillado con un apero brillante y
riendas igualmente resplandecientes, de cerca se descubre el verdadero rostro
del vaquero del otro mundo, un espectro de ojos amarillos y dientes de oro que
resplandecen mientras se carcajea.
Acompañado de sus siete perros recorre caminos invitando a personas a
subirse a su corcel, muy amablemente ofrece cargar en su caballo a los
caminantes en las noches, cuyas desprevenidas victimas después de obedecer su
deseo desaparecen y al parecer se convierte en
una de las almas en pena que lo circunda por donde anda.
Por cada recorrido que el vaquero del otro mundo hace, se escuchan
largos gritos y lamentos, su camino queda señalado por tétricos sonidos
acompañados del silbido estéril del viento, mientras entre las piedras quedan
atascados los aullidos y ladridos que los perros emiten hacia la luna.
Es este un vaquero que aparece en la mitología colombiana mostrando la
conexión de los dos mundos, el de los vivos y el de los muertos, y como este,
da una lección en las sombras para quienes a lo lejos lo invocan en medio de la
nada, para poder mitigar el cansancio de las largas caminatas bajo la luna
llena.
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constante mejora.
Revisa
también Mitologia colombiana: el Patetarro
muy buena!
ResponderEliminares lo mismo que te digo
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